martes, 28 de mayo de 2013

Agresividad



La agresividad es cualquier acción o reacción, sin importar su grado o intensidad, que implica provocación y ataque. No se limita a actos físicos, sino que puede ser de tipo verbal como los insultos e incluso no verbal como gestos y ademanes.

La agresividad, al igual que la ansiedad, es una reacción más que se puede tener ante estímulos y situaciones que nos afectan y es un comportamiento normal y necesario para la supervivencia.
Lo importante es saber cómo manejarla y regularla. Cuando una persona no tiene la capacidad de controlar sus impulsos y permite que sus reacciones agresivas afloren de manera indiscriminada tiene efectos negativos.

Estos efectos negativos afectan a la misma persona y a quienes lo rodean. Una persona agresiva encuentra alivio con el miedo y la sensación de poder que le puede llegar a dar ese miedo sobre los demás. Una persona agresiva busca imponer su punto de vista, sus razones (validas o no), sus derechos, y encontrar solo su satisfacción sin importarle los demás.

Y hay que ser claros. La agresividad se ejerce con violencia. No es solo con acciones físicas como las peleas y los golpes, se puede ejercer con palabras, gestos y cualquier otra acción que genere miedo, culpa, o vergüenza en los demás. Vaya, hasta el tono de voz puede ser una expresión de agresividad.
El colmo es que hay actitudes agresivas y violentas que son socialmente aceptadas, e incluso “obligadas”. Entre las que mas fácilmente se podrían identificar están las que se ejercen en el machismo.
La agresividad es una reacción que puede llegar a ser expansiva y devastadora. Quien reacciona agresivamente, destruye.

Funcionalmente la agresividad es una reacción a lo que cause ira o tristeza, de tal forma que dispara las acciones necesarias para superar aquello que el este causando.
Existen además factores que pueden hacer que la agresividad sea patológica, como es el consumo de alcohol y drogas, además de en general estimulantes del sistema nervioso central, o factores emocionales como neurosis, depresión, trastorno bipolar, entre otras.



La agresividad se expande, se contagia, destruye, no es la solución a nada, hace daño principalmente a quienes nos rodean, a quienes nos quieren.

María Alejandra Montero.

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