La telequinesis, telequinesia o psicoquinesia se
define como la capacidad para mover objetos o modificarlos utilizando la energía
de la mente sin entrar en contacto físico en momento alguno.
Al parecer, la energía liberada y que causa el movimiento de objetos es la misma que se manifiesta durante los fenómenos telepáticos y, en general, parapsicológicos. Expertos definen a esa energía como un fluido psíquico en actividad capaz de afectar a la materia.
"Energía biótica y energía son otros términos para definir la fuerza que emana del cuerpo de la persona dotada de esa facultad y que forma un campo electromagnético provisto de numerosas características, incluso la de levitar o elevar en el aire a personas distintas al emisor". Algunos expertos señalan que no se necesita ser un iluminado mental para desarrollar esta habilidad sino que con práctica cualquier persona que utilice el 10% o 15% de su poder mental puede ejercitarse en este fenómeno.
Al parecer, la energía liberada y que causa el movimiento de objetos es la misma que se manifiesta durante los fenómenos telepáticos y, en general, parapsicológicos. Expertos definen a esa energía como un fluido psíquico en actividad capaz de afectar a la materia.
"Energía biótica y energía son otros términos para definir la fuerza que emana del cuerpo de la persona dotada de esa facultad y que forma un campo electromagnético provisto de numerosas características, incluso la de levitar o elevar en el aire a personas distintas al emisor". Algunos expertos señalan que no se necesita ser un iluminado mental para desarrollar esta habilidad sino que con práctica cualquier persona que utilice el 10% o 15% de su poder mental puede ejercitarse en este fenómeno.
Quizás uno de los casos más
impresionantes del uso de la telequinesis es el de Nina Kulagina, bajo la
atenta vigilancia de físicos, médicos y periodistas, Kulagina -con su cabeza
llena de electrodos para controlar las ondas cerebrales- fue capaz de realizar
increíbles fenómenos de psicoquinesia tras unos minutos de concentración. Desde
mover y levitar objetos introducidos en una campana de cristal, hasta hacer
girar a gran velocidad la aguja de una brújula, provocar quemazón en el cuello
de un voluntario o interrumpir los latidos de corazón de una rana. Sus aciertos
ESP también fueron sorprendentes. Tras las agotadoras pruebas, a las que
siempre se sometió sin oponerse lo más mínimo, su fatiga era bien palpable. Su
corazón alcanzaba nada menos que 240 pulsaciones por minuto y llegaba a perder
hasta dos kilos de peso por sesión, además de apreciarse cambios en el campo
electrostático cercano a su cuerpo. Mantuvo sus facultades psi hasta su muerte,
acaecida en abril de 1990. Sin la menor duda, Nina Kulagina ha sido la
sensitiva más estudiada de todos los tiempos (por 40 científicos, entre ellos
dos premios Nobel) y la que ha obtenido mejores resultados al verificarse
científicamente sus poderes.
María Gabriela Ramírez
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