La identidad sexual permite que las personas puedan
sentirse, reconocerse y actuar como hombres o mujeres. También aclara las ideas,
sentimientos y significados que se tienen con respecto al propio sexo y al sexo contrario. La identidad sexual nos permite diferenciarnos como
hombres o como mujeres.
La sexualidad se encuentra presente durante toda la
existencia humana, pero en la adolescencia se
vive y manifiesta de manera un poco diferente a como se expresa en otras etapas
de la vida.
En este período surgen sensaciones e impulsos
de tipo sexual que se encuentran relacionados con los cambios
biológicos que enfrentan todas y todos las adolescentes.
Los cambios hormonales provocan que se tengan deseos y fantasías eróticas, que se quiera sentir placer físico
a través del propio cuerpo y del cuerpo de otros.
La forma de vivir estos cambios y procesos
tiene que ver con características personales y sociales, así como con las
reacciones y demandas del entorno. Resulta común que, en los primeros años de
la adolescencia, los jóvenes se aíslen, prefiriendo pasar más
tiempo a solas consigo mismos.
En la mitad de la adolescencia se
vuelven más comunes las relaciones de noviazgo, que son cortas pero muy románticas e intensas.
Más adelante, se vuelven más duraderas y estables, caracterizadas por una mayor
preocupación por lo que siente y desea la pareja. También surge la preocupación por decidir si se
tienen relaciones sexuales.
Alexandra García
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