La anorexia nerviosa es un desorden
alimenticio y psicológico a la vez. Esta condición va más allá del control del
peso: el enfermo inicia un régimen alimenticio para perder peso hasta que esto
se convierte en un símbolo de poder y control. De esta forma, el individuo
llega al borde de la inanición con el objetivo de sentir dominio sobre su
propio cuerpo. Esta obsesión es similar a una adicción a cualquier tipo de
droga o sustancia. Hoy en día, se registran 4 casos de anorexia por cada mil
personas.
Las características esenciales de este
trastorno son la distorsión de la imagen corporal, sin reconocer el progreso de
la delgadez y el sentimiento general de ineficacia personal. Al principio es
sólo una cuestión de grados lo que diferencia a la anoréxica/o de los demás:
ante un fracaso o siguiendo el consejo de una amiga surge el deseo de perder
peso.
La gente le dice que está muy flaca y a ella le encanta oírlo. Le gusta
animarse a seguir perdiendo más peso aún. Comienza a desarrollar hábitos
alimentarios particulares y rígidos: sólo come determinados alimentos en
determinadas cantidades, parte la comida en pequeños trozos y la separa...
Aunque tenga hambre es tal el miedo a dejarse llevar que siente la necesidad de
mitigar sus efectos y evitar el aumento de peso bebiendo mucha agua, utilizando
laxantes o vómitos o realizando una actividad física exagerada.
Todas estas
conductas anómalas se acentúan a medida que progresa la enfermedad, al igual
que las complicaciones físicas: la inanición vuelve al organismo mucho más
vulnerable a infecciones, problemas gastrointestinales o hipotermia. Se pierde
la menstruación, el cabello se cae, la piel se seca y pierde color. A nivel
psicológico aparecen síntomas de depresión, cambios de carácter y distorsión en
la imagen corporal que suele ir acompañada de una negación del problema.
‘’El tratamiento va mucho más allá de la
recuperación del peso perdido. Paralelamente a una alimentación nutritiva, el
individuo deberá someterse a una terapia psiquiátrica. Esto implica que el
tratamiento puede ser guiado tanto por un médico clínico, como por un
psicólogo. En los casos más extremos, el paciente deberá ser hospitalizado.’’
‘’El médico psiquiatra hará un diagnóstico del
estado físico y mental de la persona enferma, y según el resultado aconsejará
un tratamiento ambulatorio o su ingreso en un hospital o clínica. El
tratamiento consiste en corregir las anomalías metabólicas y normalizar la
alimentación, junto con un tratamiento psiquiátrico y psicoterapéutico. La
familia y personas íntimas de la enferma también deben recibir orientación y
ayuda.’’
Si tienes el problema, el primer paso
es: RECONOCER QUE LO TIENES, y PEDIR AYUDA.
María Alejandra Montero
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